
El descanso, la relajación, la reducción del estrés y el efecto de las hormonas relacionadas con el placer propician un aumento de la libido, pero si el calor es extremo puede producirse el efecto contrario
La asociación entre el verano y el aumento de la frecuencia sexual está tan manida que parece más propia de películas, series y mitos que de la realidad, sobre todo si tenemos en cuenta las altas temperaturas que estamos viviendo en estos días. ¿A quién le apetece subir con la excitación sexual su propia temperatura corporal en un contexto tórrido a nivel ambiental? Pero lo cierto es que, como explica la sexóloga Rosa Navarro, en verano se dan algunos factores que pueden explicar que, efectivamente, se produce un aumento de la libido y de las ganas de practicar sexo. «Uno de los motivos podría venir de la situación de descanso y relajación que propicia la época vacacional. Aumentan las actividades de ocio y desaparecen las preocupaciones laborales y eso, parece claro, repercute directamente en nuestro estado de ánimo y en la reducción del estrés. Hay que recordar en este sentido que el estrés, si se sufre en dosis elevadas, puede inhibir y empeorar la función sexual«, argumenta Navarro.
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Comparte esta opinión la psicóloga y sexóloga Silvia Sanz quien también cree que el ambiente veraniego en el que es más habitual relajarse puede propiciar una mayor cantidad de encuentros sexuales. «El cambio de escenario facilita romper la rutina, disponer de más tiempo para cuidarse y vestirse de un modo seductor y atractivo para volver a conectar con esa ternura o esa intimidad que existe en la pareja pero que en ocasiones no se pudo cuidar debido al cansancio, a la rutina o a la falta de tiempo», sugiere.
Y aún hay más pues, como aporta la sexóloga y psicóloga Naya Malnero, existen evidencias científicas que demuestran que estar más tiempo al aire libre, ya sea en una playa, en la montaña, en el jardín o simplemente en una terraza ayuda a reducir los niveles de estrés, mejora el ánimo y aumenta la sensación de felicidad. Tres requisitos, por cierto, que pueden funcionar a la perfección como antesala de una interacción sexual.
Y el sexo… lleva al sexo
Mantener una mayor cantidad de encuentros sexuales puede hacernos sentir mejor gracias a la liberación de endorfinas, pero también puede contribuir a mejorar la relación de pareja pues, según revela Navarro, permite aumentar la comunicación en la pareja y que ambos estén más predispuestos a conectar con el otro.
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También puede propiciar cambios positivos en la salud pues, como asegura la sexóloga de Diversual, existen evidencias de que tener orgasmos aumenta la producción de anticuerpos que mejoran el sistema inmune.
Más sol, mejor ánimo
Otro factor veraniego que podría contribuir a un mayor deseo sexual es el aumento en las horas de exposición a la luz solar, que hace que nuestro organismo asimile en mayor medida la vitamina D y a su vez eso eleva las hormonas como la testosterona, que está directamente implicada en la respuesta sexual.
Pero además las altas temperaturas, siempre que no sean extremas, pueden contribuir, como añade Sanz, por un lado a estimular la producción de oxitocina, endorfinas y serotonina, que también contribuyen a propiciar ese citado aumento del deseo sexual. Y por otro a provocar una vasodilatación de las fibras musculares que lleva a un mayor aumento del flujo sanguíneo que llega a los genitales.
Conviene aclarar por tanto, tal como se revela en el informe ‘Estacionalidad en la reproducción humana’ de la Universidad de Oxford, que sí que es cierto que se produce un aumento de las relaciones sexuales en verano, pero solo si las temperaturas no son excesivas. De hecho, esta investigación reveló que los nacimientos aumentaron durante los 10 meses posteriores al verano en los países de climas templados o fríos con veranos de temperaturas elevadas pero no tórridas, mientras que la cifra no aumentó en ese mismo periodo en los países de clima cálido o tropical, con épocas estivales extremas y temperaturas excesivas.
Tampoco hay que olvidar en este sentido que, a nivel físico, el exceso de calor puede producir bajadas de tensión, cansancio o excesivo sudor . «Es cierto que las feromonas pueden ser un potente afrodisiaco, pero el olor excesivo también puede provocar rechazo, al igual que el tacto del sudor. Y lo mismo sucede con el cansancio, pues el hecho de que no descansemos bien por las noches debido al calor puede provocar que la activación sexual durante el día no sea la esperada», argumenta Sanz.
Recursos para aumentar el deseo si hace calor
Para contrarrestar los inconvenientes asociados a las altas temperaturas la sexóloga Rosa Navarro propone algunos recursos y fórmulas que refresquen a la pareja durante sus interacciones sexuales. «Pueden buscar lugares frescos en la casa aprovechando, por ejemplo las zonas con corrientes de aire; usar de un modo erótico los ventiladores, desatar en la ducha o en una bañera esos momentos de pasión o incluso usar elementos como hielo, geles, lubricantes con efecto frío o incluso jugar con los cambios de temperaturas usando juguetes eróticos fabricados con materiales que se puedan enfriar. Y si tienen esa posibilidad también pueden probar posturas en el medio acuático», propone.NOTICIA RELACIONADA
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En el caso de que no se tenga pareja la sexóloga de Diversual propone centrarse en uno mismo dedicando varias sesiones al autoplacer introduciendo nuevas formas de estimulación como los vibradores o los juguetes eróticos sumergibles.
Por su parte, Silvia Sanz, propone potenciar el erotismo y recuperando el contacto a través de caricias en la piel mientras ambos se aplican el protector solar, por ejemplo, o jugar de un modo seductor y cómplice en presencia de otras personas, disfrutando así de ese momento de «provocación».
También pueden deleitarse con la buena vida: comidas exquisitas, siestas, abrazos y descanso juntos. Lo importante, según explica Sanz, es que ambos aprovechen al máximo la situación que les brinda el periodo vacacional. «Tienes tiempo, una persona a la que amar y mayor predisposición a disfrutarlo. A por ello», anima.